“This project, singular on account of not fitting in the usual way of author’s planning and doing, in view of its social or artistic features and even more of the persistence necessary to guarantee its continuity – it is owed to Carmen Portinho, the administrator who idealized and is carrying it out in its smallest details, inclusively teaching a way of life and Affonso Eduardo Reidy, who conceived the development architecturally and carried it out; both of them assisted by a dedicated and capable technical board.
It might seem illogical that in a city whose popular housing problem is a pressing one, the municipality permits itself the luxury of building a housing development with de characteristics of Pedregulho. Obviously, the money spent in it could be diluted in other programs of limited reach without his dilution altering even minimally the general picture of the situation wherein the greater part of our population lives (…).
Pedregulho is then a symbol. Its own name (gravel) attests the victory of love and inventiveness in a hostile environment, and its own existance is an interpellation and a challenge, for public money not spent in vain. Instead of being dilluted hapharzardly, without a plan, it was concentrated and had an objective, it was humanized there to show us how could workers dwell.”
“Este proyecto, singular por no ajustarse al modo habitual de planificación y realización del autor, en vista de sus características sociales o artísticas y aún más de la persistencia necesaria para garantizar su continuidad, se debe a Carmen Portinho, la administradora que idealizó y lleva a cabo en sus más mínimos detalles, incluso enseñando una forma de vida, y a Affonso Eduardo Reidy, quien concibió el desarrollo arquitectónicamente y lo llevó a cabo, ambos asistidos por un consejo técnico comprometido y capaz.
Puede parecer ilógico que en una ciudad cuyo problema de vivienda popular es apremiante, el municipio se permita el lujo de construir una urbanización con las características de Pedregulho. Obviamente, el dinero gastado en él podría diluirse en otros programas de alcance limitado sin que su inversión altere, aunque sea mínimamente, la imagen general de la situación en la que vive la mayor parte de nuestra población (…).
Pedregulho es así un símbolo. Su propio nombre (grava) atestigua la victoria del amor y la inventiva en un ambiente hostil, y su propia existencia es una interpelación y un desafío, para ilustrar cómo el dinero público puede no ser gastado en vano. En lugar de ser desperdiciado descuidadamente, sin un plan, se concentró y tuvo un objetivo, se humanizó allí para mostrarnos cómo podrían vivir los trabajadores “.
 
Lucio Costa, date unknown
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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